Experiencia; Valle Colino.
Todo lo expuesto aquí es mi opinión basada en mi propia experiencia después de visitar el lugar. Dejo claro desde ya que quería dar un toque de comedia e hipérbole. Y por supuesto, cada quien puede pensar diferente y tener su propia opinión.
Primero de todo, tengo que aclarar que nunca antes había ido a Valle Colino, no precisamente por la dificultad que tiene el lugar para llegar a él, cosa que descubrí cuando llegué, más bien por varias razones de las cuales destaco;
Primero de todo, tengo que aclarar que nunca antes había ido a Valle Colino, no precisamente por la dificultad que tiene el lugar para llegar a él, cosa que descubrí cuando llegué, más bien por varias razones de las cuales destaco;
1.
No sabía dónde estaba.
2.
No sabía cómo llegar.
3.
Nunca tenía tiempo para ello.
Aunque tengo que admitir que
tenía cierto rechazo, ya que una buena parte de la gente que conozco siempre me
ha dicho que era un lugar malo, donde no cuidaban bien de los animales, que
siempre los tenían encerrados, que no los trataban bien y un largo etcétera de
cosas malas. A pesar de todo, jamás llegué a creerlo pues ¿Ellos habían ido
alguna vez? No, entonces ¿Cómo es que sabían tanto? ¿Cómo es que un lugar
supuestamente tan horrible seguía existiendo? Porque todo era una mentira.
Siempre tuve esa curiosidad
de visitar el lugar, pero nunca tenía el tiempo suficiente para dedicarme a
buscarlo y cuando lo tenía ¿Qué crees? Pues obviamente me olvidaba, maldita Ley
de Murphy. Por fin llegó el día y yo, a pesar de encontrarme enferma, estaba
totalmente ilusionada por llegar. Nos perdimos, mi compañera dio como 4 u 5
vueltas a la misma plaza buscando la calle correcta hasta que apareció el coche
de del profesor, qué milagro.
Lo primero que debo destacar
es el largo y alejado camino que hay que cruzar, voy en serio cuando digo que
es necesario tener coche, ya que si vas en guagua, prepara agua y una botella
de oxígeno, puede que la necesites.(1)
El albergue es más pequeño
de lo que yo me imaginaba. Creo que sus cheniles son muy pequeños para la
cantidad de animales que recogen cada uno de ellos, aunque es algo que puedo
llegar a comprender, ya que no cuentan con demasiado espacio para toda la
cantidad de perros y gatos que son abandonados.
El hall pienso que es muy
acogedor, me gustó mucho su mural de finales felices, no solo de Tenerife, sino
de varios países de Europa. También me pareció genial la importancia que le dan
a los animales de avanzada edad, aquellos que tienen una probabilidad muy baja
de ser adoptados.
Una vez entrado en el
quirófano, la imagen de un gatito anestesiado me impactó demasiado y no pude
evitar llorar. Sabía que estaba dormido, pero en mi mente solo veía el otro
lado de las cosas, el “final malo” que por desgracia es más habitual. El médico
nos explicó en qué consistía su trabajo diario y qué era lo mejor para los
gatos callejeros; ser esterilizados y soltados de nuevo en su “hábitat”.
También nos habló de su experiencia personal con animales domésticos y su
versión de los hechos; “No adoptéis un animal ahora o perderéis la oportunidad
de hacer mucha cosas, como viajar. Ahora que sois jóvenes aprovechad y ya
cuando estéis estables podréis tener un animal.” En mi opinión, creo que estaba
exagerando y sacando las cosas de contexto. Yo sé que un animal es mucha
responsabilidad, pero no necesariamente se debe dejar de viajar o hacer
cualquier cosa por tener una mascota. Hoy en día hay muchas soluciones y
existen las llamadas “Residencias caninas” o como las llamo yo; “las guarderías
para perros”.
Visitamos los cheniles de
los perros “potencialmente peligrosos” y lo digo entre comillas porque lo único
que tenían de peligrosos es el nombre, mucho de ellos lloraban y se acercaban a
las rejas para poder ser acariciados. Uno de ellos subió su trasero,
literalmente, para ser acariciado y sentir un poco de cariño por mi parte, era
un perro precioso.
Después de esto, los
trabajadores sacaron unos podencos canarios para que los paseáramos. No
recuerdo cuantos eran, pero la mía era demasiado traviesa, creo que ella fue
quien me sacó a pasear y no al revés. Fuimos a una especie de “parque”
fabricado por ellos mismo con madera, estaba todo cerrado para evitar que los
perros se escapasen. Una vez llegados, todos los podencos se pusieron a correr
como locos, todos excepto dos. Aquellos dos perritos se quedaron junto a
nosotros para ser acariciados y peinados, me dieron mucha penita y unas ganas
tremendas de llevarlos conmigo.
En General, la experiencia
fue excelente, creía que los animales estarían peor, pero es evidente que la
gente del albergue hace lo que pueden con lo que tienen. Gracias a la
existencia de estos lugares, los animales abandonados tienen una segunda
oportunidad. Todos los perros y gatos que allí están solo buscan cariño. Desde
hace mucho tiempo tenía pensado hacerme voluntaria, pero con esta visita es una
decisión definitivamente tomada. Tal vez no ahora, pero es seguro que lo seré y
también espero poder ayudar aportando donaciones. Creo que es una labor muy
importante y que todos deberían planteárselo alguna vez.
Aquí les dejo un enlace directo a la página web del albergue.
(1) Es obvio que estoy exagerando, pero es cierto que es algo difícil de llegar al lugar si no tienes coche. Aun así, vale la pena la visita.
Acabo de leerlo y me ha encantado, bella. Totalmente de acuerdo con lo escrito y ha sido una perspectiva muy realista y concisa.
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